Hace más de un año, mi prima, quien trabaja en la Comisión Nacional de Derechos Humanos en México, me contó la historia de un helicóptero Black Hawk que fue atacado desde tierra por el cartel michoacano La Familia. Uno de los pilotos recibió un impacto de bala. El helicóptero, me explicó, fue donado por el gobierno de Estados Unidos a la Policía Federal de México en el marco de la Iniciativa Mérida, un acuerdo trasnacional firmado en 2008 entre los gobiernos de ambos países para combatir el tráfico de drogas a través del abastecimiento de equipo bélico y entrenamiento militar.
"Lo que me parece sorprendente y contradictorio de esta historia," dijo mi prima, "es que los reportes revelaron que los disparos provenían de una Barret calibre .50, un arma sumamente difícil de operar." Mi prima me explicó como una serie de Barret 50s habían entrado de manera ilegal a México por otra iniciativa americana, la Operación Rápido y Furioso, que se mantuvo en operación de 2009 a principios del 2011. Esta controvertida estrategia gubernamental "permitió a los vendedores registrados en Estados Unidos vender armas a compradores ilegales, esperando rastrear las armas hasta llegar a los líderes de los carteles de droga mexicanos". [1]
"Es la política del fusil," dijo mi prima. Hablamos de cómo no es un tema que figura en el discurso político de la actual guerra contra el narcotráfico en México. Existe una relación obvia entre la proliferación de armas y violencia, pero sin embargo, la discusión parece sólo concentrarse en el narcotráfico. [2]


"En principio iba a ser una campana", dijo Pedro refiriéndose a Imagine en una reciente entrevista telefónica. (Se encontraba en Gwangju, preparando la segunda presentación de Imagine que ocurriría en la inauguración de la bienal con un grupo de músicos locales tocando los instrumentos.) "¿Sabes cómo las campanas en ocasiones se utilizan como instrumentos de alarma?" continuó. "¿Cómo los silbatos?" le pregunté. "Exacto", dijo Pedro.
En México, Imagine de Pedro hace que el aire se sienta pesado, pues todos ahí son conscientes de las +60,000 muertes relacionadas con el narcotráfico que han ocurrido durante el sexenio del presidente Felipe Calderón, quien notoriamente declaró la "guerra contra las drogas".

"Me interesaba liberar estos objetos de sus demonios en lugar de perpetuar su asociación a la muerte. Cuando los instrumentos se tocan, es como si una especie de exorcismo se realizara sobre ellos, y la negatividad que intrínsecamente poseen se convierte en algo positivo".

Nuestra conversación me dejó pensando en por qué el tema del control de armas sólo parece entrar en el discurso público cuando ocurren eventos puntuales. Nos acordamos de esto de vez en cuando tras masacres impensables en los sitios más inesperados: un estreno de Batman en Aurora, Colorado; un templo sij en Oak Creek, Wisconsin; un campamento de verano en la isla de Utøya, Oslo. En México, esto sucede todo el año, pero siempre se habla del tema como si fuera únicamente un problema de drogas. ¿Por qué esperar a que otra horrible masacre ocurra para en realidad abordar este tema y ponerlo al frente de la agenda internacional? Las melodías de fusiles de Pedro Reyes pretenden hacer exactamente eso. José Esparza Chong Cuy (@JoseEsparza)

1. Richard A. Serrano, "Emails show top Justice Department officials knew of ATF gun program," Los Angeles Times , 03 de octubre 2011
2. Nuestra conversación se basó en un artículo de Víctor Hugo Michel titulado "El francotirador del narco II" para Milenio




