Una casa en el bosque

Entre losas de concreto y voladizos, árboles del bosque existente se insertan dentro de la casa de masivos muros, cuyas superficies rústicas contrastan con amplios paños de vidrio, donde la vivienda y el bosque se complementan en un ambiente de paz.


Este artículo se publicó en la versión impresa de Domus America Central y el Caribe 13, abril/mayo 2013
  Situada en un bosque de cipreses de pendencia pronunciada, en las afueras de Ciudad de Guatemala, uno de los lineamientos principales en el diseño de Paz arquitectura de esta casa unifamiliar de 856 m2 fue la incorporación de los árboles presentes en el solar, no sólo al diseño de la casa sino a la vida cotidiana de la familia. De hecho, los espacios de la casa fueron distribuidos intentando que cada uno tuviese relación directa con uno de los habitantes vegetales. Así, un grueso tronco da la bienvenida a los visitantes, otro los acoge en el salón principal y otros más acompañan a los residentes a la hora de dormir y en las áreas menos públicas de la casa.

Aún con este gesto de extremada atención al entorno y respeto por la naturaleza, la casa no pretende fundirse o camuflarse con el contexto, sino más bien dialogar con él desde una posición fuertemente tectónica y formal. La estructura se compone de tres niveles que acompañan la pendencia sobre la que se sitúa y que en su fachada esta se presenta al visitante como una combinación de dos volúmenes cúbico-rectangulares que parecen flotar sobre el bosque. En el primero, además del ingreso, se ubica el sistema de distribución vertical y cocina y servicios, mientras que en el segundo se desarrolla, verticalmente, los espacios públicos y privados. En estos volúmenes, un sencillo pero eficiente sistema de empaques permite que los cipreses entren y salgan del espacio habitable sin comprometer la climatización de los ambientes.

Paz arquitectura, Casa Corallo, Santa Rosalía, Ciudad de Guatemala, 2011. Vista del ingreso a la casa desde donde se percibe la amplitud interna, el juego de alturas y la presencia de árboles vivos que atraviesan la estructura de concreto

La fachada oeste, en la que se comprende la dimensión real de la casa, exhibe una estructura continua en hormigón a la vista que permite plantas libres y envuelve los espacios en dirección norte-sur, lo que propicia una relación con el exterior a través de superficies vidriadas. Amplias terrazas se distribuyen en los distintos niveles para fortalecer aún más esa relación con el exterior y extender las áreas sociales y de ocio. Es justamente en el sentido del ingreso hacia la casa (E-O) en el que se ha estudiado la relación entre árboles que quedaron dentro y fuera para intensificar la relación interior-exterior y la presencia del bosque en el que la casa se inserta como una excepción, pero que no obstruye o interrumpe su continuidad.

La estructura se compone de tres niveles que acompañan la pendencia sobre la que se sitúa y que en su fachada esta se presenta al visitante como una combinación de dos volúmenes cúbico rectangulares que parecen flotar sobre el bosque

Los tres niveles alojan progresivamente hacia abajo funciones cada vez más privadas: desde los salones, comedor y cocina pública en el superior, hasta la habitación principal que ocupa todo el nivel inferior y remata a ambos lados con espacios abiertos al igual que al frente, en donde una hamaca invita a dormir en medio de los árboles. Lo mismo ocurre en las habitaciones para las hijas de la familia, que cuentan con un sistema de paredes corredizas (tanto hacia el pozo de distribución como hacia la fachada oeste) y una baranda de vidrio, lo que las convierte en auténticos balconessuite cuando están totalmente abiertas y en acogedoras recámaras cuando están cerradas. La protección es una sensación que se percibe en las diferentes partes de la casa en donde, gracias a un cuidadoso manejo de las escalas, los espacios resultan amplios y generosos, pero siempre a escala humana, una cualidad particularmente apropiada para un entorno húmedo y de temperaturas más bajas que las de la ciudad.

La fachada de vidrio que delimita las terrazas del área social funcionan a su vez de cómo elementos de acercamiento hacia el bosque circundante tanto en los espacios públicos como en los privados

En el uso de los materiales predomina el hormigón armado que envuelve la estructura y el vidrio que genera la apertura hacia el bosque y el jardín en el este, cuidadoso trabajo de las paisajistas Pokorny y Valencia. Particularmente bien resuelto es el uso modular de la madera en el encofrado, que a partir de un módulo de 30 cm (el ancho de la tabla) se repite en múltiplos de dos o más para los muros envolventes y de la mitad (15 cm) para los muros de corte que forman la estructura principal.

La casa no pretende fundirse o camuflarse con el contexto, sino más bien dialogar con él, desde una posición fuertemente tectónica y formal.


Estos son apenas interrumpidos por ventanas rectangulares que respetan el mismo módulo. La madera utilizada para el encofrado fue reciclada para crear algunos de los cerramientos internos y de la fachada este, como en el área de ingreso que convive con una piedra tipo laja sin tallar, que hace referencia a la corteza de los árboles dentro y fuera de la casa y que se repite en todos los casos en los que las paredes exteriores tocan el suelo.

La casa se concibió utilizando medidas modulares en base a la tabla de madera que sería utilizada como formaleta de los muros de concreto expuesto

Con un respeto máximo hacia la naturaleza de los materiales –incluso el hierro en algunos detalles está expuesto y sin tratamiento–, cada uno manifiesta su composición y dota a los espacios de la honestidad que se espera de la buena arquitectura. Espacios amplios pero bien modulados y ordenados (como en el área de las cocinas y servicio) y circulaciones inteligentes hacen fácil la vida cotidiana en la casa. La amplia área social se complementa con una pequeña cava de vinos de detalles esculturales, una atención que se repite a lo largo de la casa en elementos de acero inoxidable, estanterías y los pocos pasamanos que se concedió. De inspiración modernista, pero firmemente atada al entorno en el que existe, Casa Corallo es una lección de diálogo con la naturaleza sin rendirse ante sus formas o materiales. Los espacios inducen a una relación de respeto mutuo con el bosque preexistente y a una vida cómoda pero despojada. El dominio de la escala y nobleza de materiales hacen de este un lugar para convivir con otros y con la naturaleza. Emiliano Valdez

Izquierda: los volúmenes de concreto definidos a través de muros de concreto expuesto se encuentran estratégicamente en voladizo para enfatizar su volumen y suavizar su peso dentro de la composición. Derecha: el área social principal de la casa es vigilada por un árbol de ciprés, cuyas ramas se encuentran suspendidas sobre el mobiliario


Paz Arquitectura: Casa Corallo
Ubicación
: Santa Rosalía, Ciudad de Guatemala
Arquitectos: Alejandro Paz – Paz Arquitectura
Colaboradores: Axel Mendoza, Gabriel Rodriguez, Alex Titus, Mario Roberto Paz, Claudia Pezarozzi, Wolfgang Schoenbeck
Diseño de jardín: Pokorny y Valencia, Arquitectura de Paisaje
Construcción: Conarq / Paz Arquitectura
Estructura: Consultores Estructurales
Superficie del terrero: 1,876.18 m2
Superficie construida: 747.50 mts2
Artefactos de baño: Duravit – Hansgrohe
Mobiliario: Dido, Luminaire
Terminación: 2011
Fotografía: Andres Asturias

Insert content here