Artesanía, autonomía y abstracción

La casa 2G del estudio regiomontano s-AR stación-ARquitectura es una propuesta basada en un lenguaje formal claro y contundente, que determina su condición abstracta sin perder por ello sus vínculos esenciales. Una propuesta coherente demostrada en la convicción de sus mismos creadores por hacer de esta casa su hogar.

Este artículo se publicó en la versión impresa de Domus México 05, febrero/marzo 2013

Una de las primeras cosas que llaman la atención de la casa 2G es sin duda el grado de abstracción y hermetismo con el que se presenta desde el exterior. La contundencia de su forma, la economía de los medios formales, así como la ausencia de elementos referenciales propios de su tipología, contrastan enormemente con un entorno por demás heterogéneo, no falto, sin embargo, de una cándida domesticidad. Esta actitud, que podría entenderse como una reacción deliberada, crea un verdadero sistema endógeno e independiente, que, como tal, deriva su funcionamiento del interior de la misma caja que lo contiene. Así, esta postura independentista se ve reflejada en actitudes de autocontención y autosuficiencia que se manifiestan no sólo en la conformación del volumen de la casa, sino incluso en la manera en que éste se posa sobre el terreno. La distancia de apenas unos centímetros que separa la construcción del sitio basta para percibir la libertad buscada por la casa con respecto al lugar donde se encuentra.

Esta separación, sin embargo, contrasta y al mismo tiempo se equilibra con los vínculos tan estrechos que existen entre los elementos arquitectónicos que conforman la obra. Surgen de ahí las relaciones de interdependencia entre el contenedor y el contenido –esto es, entre la forma y el espacio– determinadas con gran exactitud y precisión por la estructura física de la casa. Una estructura construida en concreto perfectamente vaciado, concebida –en esta relación de interdependencia– tanto como contenedora de la forma, como generadora de los espacios consecuentes. Y es que la estructura no se limita a definir el volumen de la casa, ni a sostenerla, sino que gracias a los elementos divisorios interiores –igualmente vaciados en concreto– refuerza un sistema que es a la vez unión y compartimentación tanto de la construcción como del espacio.

s-AR stación-ARquitectura, Casa 2G, Monterrey, México, 2012

En este sistema cerrado y compacto de volumen, estructura y espacio, quedan definidas no sólo la forma y la función domésticas de la casa, sino incluso las cualidades espaciales y expresivas del lenguaje de la propuesta. Un lenguaje abstracto manifestado evidentemente en el volumen contenedor de la forma, pero también en la manera como es concebido y percibido el espacio contenido. La presencia de un mismo acabado en todas las caras del espacio interior debida a la misma condición monolítica de la construcción, y la manera en la que ésta se abre para dar lugar a ventanas y puertas –es decir, por medio de interrupciones de piso a techo que implican una ausencia de antepechos y cerramientos–, demuestra la intención de los autores por crear un espacio de contadas referencias formales y funcionales, y brinda el carácter abstracto característico de la propuesta. Asimismo, acentúa todavía más esta concepción abstracta de la obra la dimensión táctil que determina el encuentro entre la persona y la casa. La sinceridad con la que se presentan los materiales y la manera tan directa y palpable en que se tiene contacto con ellos inducen a despertar un sentido muchas veces ignorado en la arquitectura.

s-AR stación-ARquitectura, Casa 2G, Monterrey, México, 2012

Sin embargo, esta abstracción radical del lenguaje no perjudica el funcionamiento doméstico cotidiano del espacio interior, sino que guarda con él una relación equilibrada y armónica. Así, de acuerdo a la precisión y exactitud que caracterizan a la estructura construida, quedan definidas las tres áreas principales en las que se organizan los espacios de la casa, dos de ellas cubiertas, destinadas a las actividades públicas y privadas, y una tercera descubierta ubicada en el centro de la estructura, haciendo las veces de un patio central. Como complemento, este esquema tripartito de llenos y vacíos se encuentra con otro basado en una serie de franjas ubicadas en los extremos de las áreas interiores, que funciona como un sistema tanto de circulación como de protección hacia el exterior.

La uniformidad de acabados en espacios interiores y la condición monolítica de la construcción refuerzan el carácter abstracto de la propuesta.
s-AR stación-ARquitectura, Casa 2G, Monterrey, México, 2012

De esta manera, flanqueados por dos franjas longitudinales (y una tercera en sentido transversal que da hacia el estacionamiento), se disponen los espacios públicos de la casa, complementados con un cubo de servicios estratégicamente ubicado. Espacios que, si bien se organizan por medio de una serie de muros, muretes y juegos de luz dimensionados y situados con gran exactitud, permiten por su misma condición de apertura, una interconexión y transparencia que se extiende hasta el exterior.

s-AR stación-ARquitectura, Casa 2G, Monterrey, México, 2012

En contraste, el ala privada de la casa se define por medio de una serie de compartimentos que albergan el estudio, las habitaciones y sus propios servicios sanitarios. Las franjas protectoras, por su parte, –siguiendo este esquema compartimentado– quedan perfectamente definidas por los muros laterales, en el caso de la franja de circulación (con una ingeniosa y efectiva estrategia de iluminación y ventilación natural ubicada en la cubierta misma) y en el otro extremo, con la creación de pequeños jardines de piedra descubiertos.

s-AR stación-ARquitectura, Casa 2G, Monterrey, México, 2012

El patio, más que un espacio organizador del esquema, puede entenderse como el resultado de la sustracción de una masa al volumen principal. Tanto por su disposición como por su tratamiento, se divide creando tres ambientes de cualidades distintas: uno central que invita a la contemplación (llenando su condición de vacío con una composición de tres árboles sobre una superficie de madera); uno posterior de descanso (que se considera como la extensión de los espacios públicos interiores y los une al jardín); y un tercero que los articula, además de servir –gracias a sus acabados y a la falta de cubierta– como el lugar para ubicar la parrilla tan característica en las casas regiomontanas.

s-AR stación-ARquitectura, Casa 2G, Monterrey, México, 2012

Es sin duda esta intención de ser de Monterrey, de traducir su cultura y sus costumbres llevándolas a una condición actual y sin miramientos anacrónicos ni idealistas, la que queda perfectamente plasmada en la casa 2G. De ahí la apropiación que hace el equipo de S-AR stación-ARquitectura de los esquemas domésticos tradicionales de la región. La economía de medios formales y el hermetismo que guarda la casa hacia el exterior son muestra de este afán vinculante. Junto a esto, la elección de los materiales (la mayoría de ellos de producción local), además de la misma tecnología constructiva a la que se recurre, así como el diseño y manufactura de los elementos de cerramiento y de parte del mobiliario fijo, ponen de manifiesto esta intención de pertenencia y arraigo, de los creadores a la casa, y de la casa al lugar. Así, en la relación recíproca entre construcción y artesanía se consigue, por un lado, un mecanismo perfecto basado en piezas únicas realizadas ex profeso, y, por otro, la promoción y enriquecimiento de la mano de obra local.

s-AR stación-ARquitectura, Casa 2G, Monterrey, México, 2012

Es precisamente en este círculo que une a los creadores con su obra, y a ésta con sus habitantes, que se puede comprender el verdadero sentido de la propuesta. Una propuesta basada en un lenguaje formal claro y contundente, que determina su condición abstracta sin perder por ello sus vínculos esenciales. Una propuesta coherente demostrada en la convicción de sus mismos creadores por hacer de esta casa su hogar.

Las casas de los arquitectos –aquellas que les pertenecen y a las que pertenecen– han sido en muchas ocasiones piezas claves para conocer la esencia de sus propuestas. La Casa 2G, para el equipo de s-AR, será seguramente una de ellas. Luis Villareal, arquitecto

s-AR stación-ARquitectura, Casa 2G, Monterrey, México, 2012