En Lisboa hay casi 1,900 edificios desocupados, la mayoría de ellos están deteriorados a tal punto que es imposible habitarlos. El paisaje de Mouraria, uno de los barrios históricos de la ciudad, no es la excepción. De hecho, después de identificar que el 50% de las edificaciones necesitaban ser rehabilitadas, la alcaldía reconoció el barrio como un área de intervención de alta prioridad.
Localizado precisamente en Mouraria, el Edificio Manifesto propone un modelo de rehabilitación urbana. El estudio de arquitectura Artéria, radicado en Lisboa, desarrolló el proyecto en colaboración con la organización civil Renovar a Mouraria. Inaugurado recientemente, el edificio remodelado ahora funge como Casa Comunitaria de Mouraria, generando un nuevo eje cultural y social para el barrio.
Al ser este su primer proyecto como colectivo, la historia del Edificio Manifesto se entremezcla con la de Artéria. Desarrollado conceptualmente por las dos arquitectas que componen el despacho, Ana Jara y Lucinda Correia, el proyecto comenzó como un ejercicio de reflexión sobre la rehabilitación urbana de barrios históricos. El interés del dúo en esta interrogante las llevó a desarrollar un manifiesto que se realizaría a sí mismo en la forma de un edificio capaz de poner en tela de juicio las nociones pre-concebidas sobre la rehabilitación, que suele considerarse como algo económicamente insoluble. En barrios como Mouraria, la mayoría de las edificaciones caen dentro de la categoría que Ana Jara denomina "edificios banales", aquellos que no generan ningún interés especial entre los desarrolladores urbanos, reduciendo el costo de intervenirlos y probando en parte que los argumentos sobre su "insolubilidad" no son del todo correctos.
En el "guión" que Artéria escribió para el Edificio Manifesto, se reflexiona sobre un modelo de rehabilitación urbana que contempla intervenciones sociales y económicas. Para concretar este enfoque holístico, es necesario que la comunidad esté involucrada en el proceso. Pero aún así, desde la perspectiva del arquitecto: "es importante entender las dinámicas que operan en cada área para distinguir qué papel puede jugar la arquitectura; el arquitecto debe de establecer una conexión con el lugar para el que está diseñando," comenta Ana Jara.
Un manifiesto para la rehabilitación urbana
Ubicado en uno de los barrios históricos de la ciudad, el Edificio Manifiesto de Artéria propone un modelo de rehabilitación urbana integrado que abarca intervenciones sociales, culturales y económicas.
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- Inês Revés
- 26 febrero 2013
- Lisboa
Sin embargo, este "guión" estaba escrito incluso antes de que hubiera un edificio para intervenir. El edificio de dos pisos en Beco de Rosendo apareció en 2010 vía la asociación Renovar a Mouraria, quien vio en el manifiesto una interesante convergencia de perspectivas. El edificio había sido abandonado hacía tiempo y necesitaba ser rehabilitado con urgencia. A partir de ese punto, comenzaron a trabajar en presentarle el proyecto a potenciales socios e inversionistas a través de eventos como la casa abierta en abril del 2011.
El proceso/construcción comenzó después de que ganaron uno de los apoyos BIP-ZIP otorgados por la alcaldía, un programa para apoyar proyectos de desarrollo en áreas problemáticas de la ciudad. Para profundizar en la participación de la comunidad, Artéria desarrolló junto a los niños de una escuela primaria local actividades semanales que acompañaron el proceso de construcción. "Esto le permitió a los niños tener una relación más íntima con el proyecto, pero también los introdujo a nociones de conservación patrimonial dentro de su ciudad," señala Lucinda Correia. También estableció un vínculo con los padres, que a través de sus hijos estaban al tanto del progreso del proyecto. En la medida en que se le invitaba a participar en el proyecto, la comunidad ejercitaba su músculo crítico. Involucrar a los futuros usuarios del espacio en el proceso "es la única manera de entender las necesidades de la gente que usará este edificio", comenta Ana Jara.
Formalmente, la remodelación no resultó en un ejemplo de arquitectura espectacular (de nuevo, en un sentido estrictamente formal). Tal como Ana y Lucinda explican, el programa y diseño del edificio evolucionó con el tiempo, de acuerdo a los materiales para los que obtuvieron patrocinios. De hecho, fue una verdadera sorpresa obtener patrocinios de tantas compañías portuguesas en estos momentos económicamente difíciles. "El proyecto arquitectónico fue lo último," añaden. En el nivel principal, encontramos una habitación con techos elevados, ideal para las actividades y talleres principales. Una estructura de madera Doka divide verticalmente el espacio y crea otro nivel, donde se localizan las oficinas. En el nivel del sótano, con una puerta amplia que se abre hacia la calle, hay un restaurante para la comunidad y el público general.
El Edificio Manifesto y sus dos pisos abrieron el pasado diciembre, y desde entonces muchas actividades se han llevado a cabo. "El espacio es un generador," menciona Ana Jara. "Tener un lugar es importante para una comunidad y muchas cosas pueden surgir de él." Mouraria es probablemente el barrio con mayor diversidad cultural en Lisboa, donde habitan pequeños grupos de distintas nacionalidades que desafortunadamente no interactúan entre ellos. Sólo un mes después de su inauguración, el Centro Comunitario ya había alcanzado una importante meta: ser un lugar común. Varias personas de distintas nacionalidades ahora se reúnen ahí, lo que le permite a los cursos de portugués adoptarlo como su espacio.
Después del Edificio Manifesto, el despacho Artéria trabaja en desarrollar otros proyectos similares en diferentes locaciones de Lisboa. La sustentabilidad del proyecto debería ser capaza de demostrarse a sí misma. El Centro Comunitario de Mouraria se desarrolló con miras al futuro y la participación de la comunidad será vital para su longevidad. Sólo el tiempo dirá cuáles son los efectos y el verdadero impacto de este edificio en la comunidad de Mouraria. Inês Revés (@ines_reves)