El Otro, Frida Escobedo en LIGA

Utilizando como punto de partida un edificio en la Colonia Juarez, Frida Escobedo presenta su proyecto sobre los espectros del modernismo mexicano en LIGA.

"Lenguaje fraseología discurso lengua jerga vernáculo lengua madre Inglés del rey dialecto acento irlandés dialecto idioma slang..." Robert Smithson amontona estos términos encima de otros en su pieza A Heap of Language (1966), que presenta a la vez una adición literal de palabras, una diagramación de su forma y propiedades materiales, así como una descripción de la evolución natural del discurso. Al igual que si de un accidente geográfico se tratase, Smithson parece sugerir que el lenguaje se desarrolla a través de la deposición y la erosión, como si consiguiese habitarse y personalizarse por sí mismo, transferido y traducido conforme avanza el tiempo.

Esta presentación del lenguaje como un lugar para la sedimentación cultural me viene a la mente cuando pienso en el proyecto de Frida Escobedo, El Otro, que como la idea de Smithson sobre los rascacielos del moderno Park Avenue, se interpreta aquí como un monumento de "evolución revertida". En la fachada de un edificio de oficinas ubicado en la calle Florencia 72 en la Colonia Juárez, Frida descubre la tensión de esta narrativa para esbozar la identidad nacional de México. Suspendido entre el armazón de cristal y los interiores que este encierra, existe un registro de una acumulación y desarrollos irregulares que contradicen la imagen de vaciedad de la fachada. Lo que podemos observar aquí es la verdadera cara del Modernismo mexicano, o lo que creció en el vacío que dejó su fracaso y sus promesas sin cumplir. La lógica de esta estructura ha sido habitada con el desorden de la realidad, y su claridad se enfrenta con retazos de necesidad. Acechando sobre la calle como si fuese el gigantesco barco de Teseo, este edificio tiene una historia por revelar. Frida trabaja sobre esta superficie de historia y promesas modernistas como un texto para leerse con atención, o como un verso para ser deconstruido.

Edificio de oficinas ubicado en la calle Florencia 72 en la Colonia Juárez, Ciudad de México

No es la primera vez que Frida utiliza la palabra escrita como una directiva arquitectónica. Para el pabellón del Museo El Eco, se aprovechó del espacio como una página en blanco, usando únicamente bloques de cemento igual que una estructura alfabética: poesía concreta, literalmente. Ya sea creando un espacio de oficina en el tejado de una casa suburbana, erigiendo una casa elevada sobre la ladera de una colina común, o rehabilitando un complejo turístico en decadencia ubicado en la playa de Caletilla, Frida haceusodeldesuso y encuentra significados en los intersticios de nuestro entorno cotidiano. Esto viene de una doble atención por lo artesanal y lo pragmático, y una habilidad por compartimentar necesidades y deseos; esto es lo que materializa en sus diseños. La propuesta ganadora de Frida para un concurso de vivienda sustentable consiste en una unidad que se extende para crear una área con porche, y se contrae para formar una sala interior, dando a los residentes el lujo de transformar su entorno con mínimos cambios. A través de construcciones minimales y modulares, Frida crea sutilmente un espacio para el ocio. La riqueza en los recursos de sus diseños es esencialmente como aquella de un poema: líricamente eficiente, elegantemente sobrio y cuidadosamente complejo.

Las hojas de cristal de Florencia 72, como se muestran en las fotografías de Frida —algunas abiertas en ángulos oblicuos, otras atrapadas en la retícula— actúan como un espejo de doble sentido. Confeccionando un exterior que refleja y desvía, éstas nos recuerdan, como Frida señala, de la formación de un "yo" cultural colectivo que implica aislar nuestra concepción del "otro". En otras palabras, para identificarnos a nosotros mismos, tenemos que diferenciarnos de los demás.

En su transparencia enmascarada, las ventanas del edificio nos recuerdan una obra de arte que Frida ya ha referenciado en otras ocasiones: el tachado de "Un Coup de Dés" de Marcel Broodthaers. Con un simple gesto, Broodthaers separa el aspecto gráfico de la obra de Mallarmé, literalizando su tesis visual e ilustrando el concepto ahí indicado: "Rien…n'aura eu lieu…que le lieu." (Nada… tendrá lugar… solamente – el lugar). Así, en un acto de similar elucidación, Frida tomó una obra preexistente y la desconstruye en capas de significados, representando físicamente cada una, palabra por palabra. Si Florencia 72 parece materializar una historia compleja, Frida lleva esta cosificación aun más lejos. Haciendo esto, encuentra una cierto legado social escondido a simple vista, para poder revelarnos en detalle lo que realmente "pasó en el lugar".

Lo que podemos observar aquí es la verdadera cara del Modernismo mexicano, o lo que creció en el vacío que dejó su fracaso y sus promesas sin cumplir.